Itaca en la mente

"Siempre ten a Itaca en tu mente; llegar allí es tu meta, pero no apresures el viaje. Es mejor que dure mucho, mejor anclar cuando estés viejo. Pleno con la experiencia del viaje..." Constantino Cavafis

lunes, noviembre 06, 2006

Un mundode colores III


En el país rosa las flores nunca se marchitaban.
Todos se la pasaban suspirando, pues se enamoraban siempre a primera vista.
Los extranjeros que lo visitaban creían sufrir alucinaciones al toparse con un elefante rosa.


El país blanco era el favorito de los osos polares y de los glotones.
Era todo de crema chantilly. Se podía esquiar y comer al mismo tiempo.


El último país de este mundo de colores era el misterioso país transparente. Nadie lo había visto, pero los libros antiguos atestiguaban su existencia.
- ¿Te gustó la historia?, preguntó la mamá.
-...
- El niño, dormido, sonrió y le contestó en el idioma de los seres transparentes.

FIN

Un mundo de colores II


En el país azul todo era cielo y mar en un horizonte sin fin.
Había una guerra permanente entre los hombres de piel de escamas, que vivían en el mar, y los hombres alados.
Cuando los hombres alados se cansaban de volar se posaban en el agua, lo que molestaba mucho a los habitantes marinos, que les declaraban una guerra de agua.


En el país verde el cielo eran las copas de los árboles.
Una ardilla podía recorrerlo de un extremo a otro pasando de rama en rama, siempre y cuando no se la comiera un mono verde.
Las casas estaban construidas en la parte más alta, para captar los rayos del sol.
Los árboles eran tan altos que para bajar se tardaba varias semanas.


El país café era el favorito de los vieneses.
Como siempre llovía, todos los habitantes se la pasaban en el café, pensativos y melancólicos.
Además de contemplar la lluvia romperse en los cristales de las ventanas, bebían el famoso café capuchino y chocolate caliente con una tarta de manzana a la que le llamaban “strudel”, para no confundirla con el pastel.


En el país gris vivían los conformistas.
No pasaba nada, porque nadie se arriesgaba jamás a intentar algo.
No tenían amigos, pues todos se confundían en la masa gris, como si se los viera desde un avión. Parecían puntitos y era imposible distinguir a uno de otro.

Continua

Un mundo de colores I


A Alex le gustaban mucho los colores.
También le gustaban las historias y los cuentos.
Una noche le pidió a su mamá:
- Cuéntame un cuento de colores.
- Bueno, dijo la mamá haciendo tiempo para poder pensar: “Había una vez un...”
- ¡No, así no!, protestó el niño.
- En el país amarillo siempre era de día, volvió a empezar su mamá.
- Así está mejor, asintió Alex.


- El sol brillaba siempre en el país amarillo.
- ¿Hacía mucho calor en ese país?, preguntó el pequeño Alex.
- ¡Muchísimo!
- Y, ¿quién vivía ahí?
- Unos pollitos amarillos.
- ¿Y en el país negro?

En el país negro siempre era de noche. Todo estaba oscuro.
Las personas que vivían ahí eran todas negras.
Al ir por las calles tenían que ir hablando en voz alta para no tropezar unos con otros, pues no alcanzaban a distinguirse en la oscuridad.
Cuando estaban roncos se quedaban en su casa.
- ¿Y en el país rojo?


- En el país rojo había una eterna puesta de sol, continuó la mamá.
- ¿Y dónde vivía la gente?”, inquirió Alex.
- En los coches.
Como los semáforos estaban siempre en luz roja, los autos no se movían Por eso los usaban para vivir. En las calles siempre había embotellamientos.


Continua

miércoles, noviembre 01, 2006

Tes Yeux

I

Ils sont comme le ciel
quand un regard blond
voit la mer calme.
Parfois, ils deviennent verts
comme les eaux du port
où se reposent les pécheurs
ou gris comme l'indifférence d'un dieu.
A l'aube, ils sont une promesse de liberté,
un commencement où rien n'est déjà fait.
Le soir, ils sont le soleil qui se couche
et devient une pierre avec laquelle
le poète taille ses vers.

II

Sont comme deux lumières
qui étincellent dans le noir.
Comme un phare
dans une nuit sans étoiles.
Sont le sextant qui guide
mon cœur dans le vide.