Monte Amor

Monte serrano,
sierra de amor,
monasterio,
misterio enamorado,
amor montaraz.

Ojos de luna nueva,
de azabache ardiente.
Faros mudos
que convocan al navegante
a naufragar en tu pecho
y abandonarse en tu regazo
de mujer niña,
de virgen desflorada
por el alba.

Sólo anhelo hundirme
en la pureza de tu fuerza
y quedarme ahí para siempre
niña atleta,
aunque no pueda ser
lo que fue un sueño
soñado por los dos.

Amar la mar

La mar amar
gota a gota
en la boca del río
teñida por la luna
de plata.

Libre vas y vienes
vienes y vas,
de la ola al estero
lamiendo la playa jarocha
al pie de las casitas
con techo de palma.

Hechicera marina,
atraes a los hombres
como la resaca a los náufragos
hasta los remolinos.

Derrocha, jarocha, las caracolas
ensortijadas en tus cabellos
de algas marinas.
Adivino el sabor a sal
en tus párpados, tu piel y tu boca.

Amar la mar
tórrida,
sólo sometida al influjo de la luna,
a la que un marinero ató
con el embrujo de su voz,
austral,
llenándote de estrellas.

Estrellándote contra el acantilado;
saltas hecha pedazos en mil gotas
de amor resquebrajadas
teñidas de plata
en un río
que no es el de tu boca.