Itaca en la mente

"Siempre ten a Itaca en tu mente; llegar allí es tu meta, pero no apresures el viaje. Es mejor que dure mucho, mejor anclar cuando estés viejo. Pleno con la experiencia del viaje..." Constantino Cavafis

martes, septiembre 05, 2006

Los gatos sí tienen memoria

Cuando viví en Madrid, hace más de 12 años, mi suegra llevaba su gata cuando nos visitaba desde París. Ahí comprobé que sí es verdad que los gatos tienen nueve vidas, pues la Boule (así se llama) se cayó desde la terraza de un décimo piso y apenas tuvo una fractura no muy grave.

Ahora que regresé a París, por primera vez en muchos, muchos años, descubrí otra cosa: los gatos también tienen memoria. No había visto a la Boule desde que nos mudamos de la capital de España al DF, así que calcúlenle. Y al llegar a París, cansado por el viaje, me acosté un rato y me quedé dormido unos minutos cuando me despertó la gata, que ya es anciana, con un maullido. Tiene 17 años, o sea, como noventa y tantos si fuera humana. Hizo lo mismo que hacía en Madrid: maulló para que yo la acariciara. Mis hijos me decían: “sí se acuerda de ti, porque te deja acariciarla y hasta patearla y no te araña (un día salí rápido de la cocina y sin querer la empujé con el pie)”. Y es que la vieja Boule ya no deja que la acaricien desconocidos. Se enoja y rasguña de verdad hasta sacar sangre. Pero hete aquí que a mí sí me dejaba tocarla. El nombre completo de la minina es “Boule de neige” (bola de nieve), porque es completamente blanca y tiene los ojos amarillos.
He de decir que mi belle mère (se oye mejor que suegra) ama a los gatos y a lo largo de su vida ha tenido muchos. Actualmente, además de la Boule, tiene a Van Gogh, un felino danés de suntuoso pelaje y ojos verdes al que le gusta posar para las fotos. Este gato joven, de dos años de edad, es la delicia de mis hijos, pues es cariñoso y juguetón.

Ouca (ma belle mère) escribió incluso un ensayo autobiográfico sobre sus gatos, de muy agradable lectura, por cierto, que ilustró con fotos de la mayor parte de sus mascotas. Lástima que el mercado editorial sea lo que es, porque en realidad merecería ser publicado.
Tengo que agradecerle a Ouca muchas cosas, entre otras la hospitalidad con la que nos acogió a mí y a mi familia en su casa (al igual que Raymond). Pero sobre todo, por ser la mamá de Marie-Hélène, mi amada esposa.

2 Comments:

At 11:46 a.m., Anonymous Anónimo said...

Hola tocayo, que gusto saludarte: También me gustan los gatos, aunque en el presente tengo una perrita y no un gatuno. En mi juventud tuve una gatita que adopté cuando tenía dos o tres meses de edad. Félix era una gatita negra con manchas amarillas. En una de sus camadas me sorprendió porque tuvo una cría gris esponjosa con ojos entre gris claro y azul tenue. Ahora que lo evoco casi puedo sentir lo suave que era su pelaje y lo meloso de su maullido exigiendo atención y rasquidos. Mi hermano y yo les buscamos dueño a las crías que iba teniendo mi gatuna y nosotros nos quedamos con la cría gris esponjosa que mi hermano bautizó como Dumbo. Con el tiempo yo tuve que mudarme a Veracrúz por cuestiones laborales y mi hermano se quedó con ambas gatitas. Corrió el tiempo, me casé, tuve hijos y en las pocas ocasiones en que visité a mi hermano, debido a que en ése tiempo mi vida éra una vorágine entre el trabajo y la familia, sé que mis gatitas me recordaban porque maullaban de tal manera que parecían tratar de expresar algo así como un reproche por no estar en casa. En una de las pocas ocasiones que visité a mi hermano me dió la mala noticia de que Félix había muerto de vejez y como no podía cuidar de Dumbo, la regaló a un amigo de la familia. Desde entonces no he vuelto a tener gatunos y por ahora solo pensamos tener a Daisy, nuestra perrita. Caray, hoy recordé detalles de mi vida que tenía tiempo no invocaba y, definitivamente, si creo que los gatos tienen memoria, y también sentimientos. Saludos a tu apreciable familia tocayo, gracias por la reflexión. Que tengas un buén día.

 
At 9:36 p.m., Blogger Gerardo Jiménez said...

Hola tocayo. Disculpa por tardar tanto en contestarte, pero he tenido unas semanas de trabajo extenuante. Muy hermosa la historia de tus gatitos. Te mando un abrazo.

 

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